Taller de Informática

lunes, 25 de marzo de 2013

Al. Andalus



Los árabes introdujeron el sistema de numeración de posición; hicieron del álgebra una ciencia exacta y sentaron las bases de la geometría analítica. Construyeron planetarios, determinando los eclipses de Sol y de Luna. La astrología se afianzó sólidamente en las cortes islámicas, llevando los astrólogos un uniforme propio como distintivo de su rango.
Los amplios conocimientos agronómicos llevan a experimentos tales como la aclimatación de distintas especies en jardines botánicos y la polinización artificial. Todo el saber en este campo se recoge en una obra que ocho siglos más tarde, el conde Campomanes mandó traducir para la formación de los agricultores de su época.
La práctica de la medicina era, así mismo, muy considerada y partiendo de los conocimientos griegos, se hicieron importantes descubrimientos como la diferencia entre viruela y sarampión y la circulación sanguínea. Se conocía el absceso de pericardio, la traqueotomía, diversas técnicas quirúrgicas, así como el tratamiento de fracturas.
En cuanto a la expresión artística, el Islam alcanzó una gran belleza y sensibilidad que, en la arquitectura y artes menores, podemos observar en las obras que han llegado hasta nosotros. La música, a pesar de que la primitiva tradición coránica la censuraba, formó parte de los pasatiempos de todas las clases sociales, rivalizando los gobernantes por contar con los mejores músicos, cantores y bailarinas: en Córdoba se creó un conservatorio musical con un plan de estudios en tres grados, y Úbeda fue famosa por sus lugares de diversión y sus bailarinas diestras en danzas con sables.
En literatura, el influjo de las formas líricas árabes, moaxajas y zéjeles, en las composiciones hispanas es indudable, como en El libro de buen amor del Arcipreste de Hita y las Cantigas de Alfonso X. La influencia de la prosa también es evidente, encontrando trazos de los temas y rasgos estructurales árabes en El Conde Lucanor de Don Juan Ma­nuel, el Decamerón de Boccaccio y La Divina Comedia de Dante, entre otras.
Se introduce el juego de ajedrez y el juego del polo, también el de cartas o naipes (del árabe na'i).
Aparecen nuevos productos e industrias, tales como el azúcar de caña, sustituyendo al hidromiel utilizado entonces; el gusano de seda y su cultivo; el desarrollo del algodón y el papel, procedimientos para tallar el cristal de roca; la molienda con molinos de viento; métodos de enfriamiento como el botijo y los sorbetes (del árabe sarab o del persa suripu) a los que los médicos atribuían propiedades curativas.
En fin, una cultivada cultura que abarcó cual­quier rincón del conocimiento humano y que sobrepasó las cambiantes fronteras cristiano-árabes, llegando al Occidente europeo, donde la civilización árabe fue objeto de admiración y estudio. La poetisa germana Hroswitha del siglo X llamaba a Córdoba "ornato del mundo" y Juan de Gorz, embajador del emperador Otón I, refiere en sus memorias el asombro que sintió ante la sociedad hispano-árabe aún ya conociendo lo refinada que era.